El partido se jugó a 1.200 kilómetros. En el interior ni se enteraron que había un paro. El unitarismo argentino a ultranza. El mismo de Nación rica con provincias escuálidas que dependen de la dádiva de la Casa Rosada.
Por TV se veía una plaza de Mayo bien cubierta. Era un acto político donde no se atacaban los impuestos exagerados sobre la clase media o trabajadora. Estaba Moyano cantando "real envido" a la Presidenta. Este fue el primer "chico" de muchos que faltan. Pero es entre ellos.
Perdieron ambos. Quedó claro que se puede contra Cristina. También se desnudó que al camionero no le alcanza. A la Presidenta se le crisparon los nervios y Moyano tuvo que explicar ausencias. Ayer la simpática Cristina pidió unidad y el familiero Hugo reclamó diálogo. Los dos guardaron las cartas hasta la próxima mano. Mientras la Argentina es un país apenado que mira tanto esfuerzo deperdiciado por ambos, para que hoy el amanecer vuelva a ser exactamente igual para todos y todas.